Cuando compramos una baraja de cartas, ésta ha pasado por otras manos incluso en su creación.
Cuando echamos las cartas a alguien, éstas cogen ciertas energías.
Por todo ello, es bueno limpiarlas una vez compradas y después de cada consulta.
Uno de los métodos que yo utilizo es coger la baraja, ordenar tanto los arcanos mayores como los menores en orden ascendente, después las coloco sobre un tapete, soplo cada una de las cartas pasando a su vez el humo procedente de una barita de incienso sobre cada una de ellas y finalmente sobre todas juntas. Llegados a este punto podré guardarla o bien en un pañuelo de seda, en una cajita de madera, como expliqué en otros post.
Otra cosa que es buena hacer de vez en cuando, es consagrarla a los 4 elementos. Para ello pondremos en las 4 esquinas de un pañuelo grande blanco, o bien de nuestro tapete, una vela (fuego), en la otra esquina una barita de incienso (aire), una copa de agua (agua) y un puñadito de sal ( tierra). Cada elemento en un lateral.
Llegados aquí, nos lavamos las manos y separamos los arcanos mayores por un lado sobre el tapete, el palo de copas por otro, el de bastos por otro, y así sucesivamente antes de guardarlos en la cajita. En dicha caja depositaremos una fotografía nuestra, un cubito de alcanfor, 2 hojas o 3 de laurel o malva, una pequeña joya de plata a la que no vayamos a dar uso y una concha pequeñita. Estos materiales de alguna forma están ligados cósmicamente a la luna.
Así hacemos un llamamiento a nuestros guias para crear comunicación con ellos, viendo el cuidado que hemos empleado en hacer esta consagración.
Para realizarlo hay momentos en los que es más efectivo, dependiendo de la posición lunar, o los lunes que suele ser cuando se hace consagraciones lunares por tradición, los miércoles para consagrar a Mercurio ( temas relacionados con trabajo y negocios) y los viernes a Venus ( amor).
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