Las preguntas se pueden formular de varias maneras.
Si las preguntas las hace el propio tarotista para el mismo:
Algunos dicen que uno no se puede preguntar a sí mismo. Mi opinión es la contraria. Siempre es más difícil verse a uno mismo por el motivo de que nos da miedo no saber interpretar y porque con nosotros mismos no es fácil ser objetivo. Ahí esta la clave. Ser objetivo con uno mismo y no entender lo que nos gustaría ver sino lo que realmente nos están diciendo.
El tipo de pregunta ha de ser lo más clara posible. A más cartas sobre la mesa, más información recibiremos. Pondré un ejemplo: ¿ Tengo futuro con mi pareja actual? ¿ Yo voy a estar trabajando pronto?. Mientras formulamos la pregunta no hemos de pensar en la situación que vivimos, sino en la pregunta concreta. Si por ejemplo es sobre una persona, pensaremos en esta persona, la visualizaremos. Así sucesivamente.
También se pueden hacer tiradas generales preguntando por ejemplo: ¿Cómo me ira en el trabajo este año?
Mencionado tipo de preguntas nos darán una visión general y no centrándose concretamente en nada. Por esta cuestión recomiendo las preguntas concretas.
Cuando existe consultante distinto a nosotros, es decir, cuando echamos las cartas a alguien:
El método es el mismo que el redactado anteriormente, lo que cambia es que en este caso no se ha de concentrar sólo el tarotista, también el consultante. Pidiéndole eso, que se concentre lo más concretamente en la pregunta, sin pensar lo sucedido.
Tengo que decir que en ocasiones las cartas no dan respuesta a nuestra pregunta, contestan sobre otro tema. ¿Porqué? Hay temas que las cartas consideran más importantes para el consultante. Algo que tiene que saber. Algo que aún le preocupa más y a través de las cartas visualizamos el mensaje oculto.
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